Por Sebastià Adrover
Todavía resta una jornada para que finalice la primera vuelta, el Mallorca acumula veintisiete puntos en la clasificación y está a cinco victorias, más o menos, de certificar la permanencia cuando restan veinte partidos. Un éxito rotundo que ni el más optimista del lugar ni el más experto en fútbol hubiera vaticinado el pasado verano cuando los Borja Valero, Aduriz o Mario eran sustituidos por un desconocido De Guzmán o por unos inexpertos canteranos como Pereira o Nsue, por ejemplo.Y da la impresión de que no hay motivos para estar eufóricos. ¿Qué pasa en esta isla?
Este Mallorca quizá no hace el fútbol del Barcelona, pero quién lo hace. Y quizá no tiene las estrellas del Real Madrid, pero ¿quién las tiene? Ni siquiera puede presumir de las plantillas del Villarreal, Sevilla, Valencia o Atlético de Madrid. Pero el resultado está siendo espectacular, se mire por donde se mire. ¿Qué nos creemos?
Ya no es millonario. Es cierto que se llevan ya catorce temporadas consecutivas en Primera División y también que se ha disputado la Liga de Campeones, la Copa de la UEFA, una final de la Recopa o que se ha conquistado una Copa del Rey. Son motivos para estar orgullosos, pero el lugar del club está entre los modestos, por mucho que duela admitirlo. Las ansias de grandeza son buenas mientras estén justificadas, pero las arcas del club están sedientas y los millones de antaño en las arcas del club se han volatilizado. El Mallorca está en Concurso de Acreedores para sobrevivir, eso ni siquiera se nota sobre el césped y parece que no hay ni que felicitarse por estar en la parte media-alta de la tabla.
No creo que el mallorquinismo pueda exigir mucho más de lo que ofreció este equipo el domingo a la la afición ante el Almería. Un entretenido encuentro y una victoria más para acercarse a la salvación. Pero, ¿dónde están los hinchas que faltan? Es para aplaudir a los once mil incondicionales que acuden regularmente a Son Moix, pero disgustos aparte como el de la Copa, cosas del fútbol, este grupo se merece que vaya más gente, como hace unos años. Repito, ¿qué pasa en esta isla?
Este Mallorca quizá no hace el fútbol del Barcelona, pero quién lo hace. Y quizá no tiene las estrellas del Real Madrid, pero ¿quién las tiene? Ni siquiera puede presumir de las plantillas del Villarreal, Sevilla, Valencia o Atlético de Madrid. Pero el resultado está siendo espectacular, se mire por donde se mire. ¿Qué nos creemos?
Ya no es millonario. Es cierto que se llevan ya catorce temporadas consecutivas en Primera División y también que se ha disputado la Liga de Campeones, la Copa de la UEFA, una final de la Recopa o que se ha conquistado una Copa del Rey. Son motivos para estar orgullosos, pero el lugar del club está entre los modestos, por mucho que duela admitirlo. Las ansias de grandeza son buenas mientras estén justificadas, pero las arcas del club están sedientas y los millones de antaño en las arcas del club se han volatilizado. El Mallorca está en Concurso de Acreedores para sobrevivir, eso ni siquiera se nota sobre el césped y parece que no hay ni que felicitarse por estar en la parte media-alta de la tabla.
No creo que el mallorquinismo pueda exigir mucho más de lo que ofreció este equipo el domingo a la la afición ante el Almería. Un entretenido encuentro y una victoria más para acercarse a la salvación. Pero, ¿dónde están los hinchas que faltan? Es para aplaudir a los once mil incondicionales que acuden regularmente a Son Moix, pero disgustos aparte como el de la Copa, cosas del fútbol, este grupo se merece que vaya más gente, como hace unos años. Repito, ¿qué pasa en esta isla?
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