jueves, 27 de enero de 2011

La triste imagen de la vergüenza

Por Miquel Rosselló

Corría el año 2007. Por aquel entonces Mateu Alemany, empujado por el firme apoyo de algunos presidentes de Primera División, iniciaba su carrera para llegar al trono de la Real federación Española de Fútbol. Una entidad que durante 17 años había sido el coto privado de caza del anteriormente defensa del Athletic Club y ahora metido a pseudo-dirigente, Ángel María Villar. De todos es sabido que esa candidatura del ex presidente mallorquinista nunca llegó a cuajar por culpa de las maniobras corleonescas del máximo mandatario del fútbol español, que ni corto ni perezoso cambió la normativa a su antojo. La plataforma de apoyo a Alemany finalmente se disolvió y no hubo elecciones en la Federación. Pero eso no le importó a Villar. Él no perdona. Ni tampoco olvida. Sabía que tenía la sartén por el mango y su intención era freír a la entidad mallorquina.
A partir de este momento, y sobre todo aumentado cuando Mateu Alemany retomó las riendas del Mallorca en enero de 2009, el club empezó a sufrir una serie de arbitrajes poco ortodoxos y sospechosos. Penaltis inexistentes, expulsiones más que rigurosas, fueras de juego de libro que no se silbaban. La historia de los árbitros y sus actuaciones son como la existencia de los OVNI: nadie tiene pruebas para demostrarlo (como sí ocurrió en Italia y se muestra en el muy recomendable documental ‘Calciopoli’) pero razones para creer hay de sobra. 9 penaltis en esta primera parte de la temporada parecen razones más que suficientes. Pero más allá de efectos paranormales y victimismos varios, llegaron las pruebas fehacientes. En el momento en que la Federación debió romper una lanza a favor del Mallorca ante la UEFA, no lo hizo. Es más, empujó al club bermellón al abismo para colocar en su lugar al Villarreal. La afición bermellona lloraba su expulsión de una Europa League que se había ganado por méritos propios. Villar y Roig reían.
No contento con ello, Villar se propuso humillar públicamente al Real Mallorca para que a nadie le quedara ninguna duda de que su enemistad con el club era un hecho. Así, en la comida de Navidad que anualmente organiza la RFEF con los clubes, la directiva del equipo balear no fue invitada. No hubo disculpa, ni tan sólo excusa. Esa fue la gota que hizo que el Mallorca decidiera poner fin, de una vez por todas, al enfrentamiento. Ayer Villar recibió, cual señor feudal que acoge a sus arrepentidos súbditos, a la directiva balear en Madrid. Una imagen que, como se suele decir, vale más que mil palabras: él en el centro, comandando la mesa, y el resto de directivos del Mallorca a sus lados.
Se rindió. La directiva dijo basta. Lo dijo arrodillándose ante las herramientas mafiosas de su rival. Es obvio que es difícil competir contra el que maneja el ‘cotarro’ a su antojo, aunque no es menos cierto que algunos aficionados hubiéramos preferido morir de pié que vivir de rodillas (como dijo el revolucionario cubano). Con la foto de ayer se pone fin al expolio al club bermellón. Al menos con el que es patente y notorio. Porqué nadie, ni tan siquiera el todopoderoso presidente de la Federación, puede asegurar que a partir de ahora el Mallorca sea tratado de forma justa sobre los terrenos de juego. Los árbitros se equivocan, y en España más, y es más que probable que el equipo vuelva a ser perjudicado. Aunque ya no se podrá llorar mirando hacia la Federación. Ahora lo haremos como todos, o como casi todos (villarato al margen), insultando y menospreciando al trencilla de turno. Eso sí, parece que los que sí se evitarán serán los penaltis injustos en los despachos.

1 comentario:

  1. GRandisimo. Yo estoy de acuerdo, es una humillación y una bajada de pantalones. ¿Lo siguiente que será? ¿Recibir al Villarreal en Son Moix en la segunda vuelta? Sería un insulto y una tomadura de pelo.

    Villar ha resisitido más de 20 años, 4 gobiernos, 6 secretarios de Estado para el Deporte... hasta Florentino ha pasado bajo su aro. Es invencible. Pero al menos era más digno hacerle frente. Algún dia caerá, aunque sea de viejo y no habrá que lamentarse y habremos sido coherentes. La UEFA no nos la va a devolver.

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